El Oncenio se divide en dos periodos: uno de proyección democrática y anticivilista (1919-1923) y otro de autocracia y hegemonía norteamericana (1923-1930).
En el primer periodo se dedicó Leguía a desplazar al Partido Civil del poder y para lograrlo se alió con el sector industrial y financiero, vinculados al capital norteamericano.
También obtuvo el apoyo de sectores sociales medios, una parte de la clase obrera y el campesinado. Durante el segundo periodo el capitalismo norteamericano controla la economía e influye en la política interna y externa.
En 1926 Leguía alcanza su auge como figura política debido a los préstamos estadounidenses, la construcción de obras públicas y la red de clientelaje político que organizó y dirigió.
Sin embargo, su popularidad ya se venía a menos y la crisis capitalista de 1929, ocasionan el quiebre de los empréstitos, por lo que estalló en el Perú una situación de caos y anarquía, hay descontento general y se produce el levantamiento militar de Luis Sánchez Cerro, hecho que marca el fin del Oncenio.
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